Su fallecimiento ha creado nuevos meses de emoción en el país. El pequeño Émile Soleil, de dos años, vivía en casa de sus hijos cuando perdió a su marido a principios de julio, en un lugar del sureste de Francia. A pesar de haber visto la zona exhaustivamente, los investigadores no encontraron pistas que pudieran explicar su penitencia. El resto fue encontrado el sábado, informó la Agencia Tributaria de Aix-en-Provence. Una nueva fase de la investigación deberá ahora esclarecer las causas de su muerte.
El resto de los objetos de Émile, incluida una calavera, fueron vendidos por un viajero cerca de la zona de Haut-Vernet, donde desaparecieron el 8 de julio, informó la Gendarmería, citada por las autoridades locales. La localidad, de sólo 25 habitantes, está situada en una zona escarpada y montañosa del departamento de Alpes de Alta Provenza, al sureste del país.
El “análisis de identificación genética” permitió concluir que “eran los animales del niño”, informó el funcionario fiscal en un comunicado difundido por Domingo. La gendarmería llevará a cabo más investigaciones en el lugar de los hombres y seguirá el análisis del osamenta, añadiendo.
La montaña, situada a 1.200 metros sobre el nivel del mar, está acordonada desde el Domingo. Un gendarme centenario volverá a recorrer la zona en busca de señales -colores de ADN, fragmentos de lienzo, etc.- que le permitan esclarecer las causas de su muerte. Las autoridades no descartan ninguna hipótesis. Los interrogadores insisten. ¿Fue un accidente? ¿Un acto delictivo? Las fuerzas de seguridad también buscarán pistas sobre si se han movido objetos.
El alcalde de Le Vernet, François Balique, decidió cerrar el acceso al pueblo hasta el próximo domingo, salvo a sus propios habitantes. “Pienso en ustedes, estoy muy feliz y pienso mucho en sus padres”, dijo en BFMTV, mientras los niños esperaban los resultados de la investigación. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, expresó su “profunda tristeza” y elogió el trabajo de los gendarmes. “Todos estamos, creo, profundamente afectados”, coincidió.
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El caso no era seguro. Un día antes del hallazgo de las tonalidades, el 28 de marzo, la policía se retiró al sitio para reconstruir el momento de la desaparición del menor, con la presencia de 17 personas que se reunieron en el lugar donde se encontraban los hombres. La reunión del sábado, sin embargo, no tiene relación con esta reconstrucción, insistieron fuentes que consultan el caso en los canales de comunicación.
Los viejos fueron los últimos hacia Émile.
Las últimas personas que vieron a Emilio el 8 de julio fueron engañadas por dos vecinos, que dijeron que habían caminado solos por una calle de la localidad sobre las 17.15 horas. En la casa de sus abuelos maternos, donde veraneaba, también se reunían otros familiares, a excepción de los padres. “Esta impactante noticia era de temer. Ahora es el momento del duelo, del reconocimiento y de la oración”, afirman Marie y Colomban Soleil, los padres, en un comunicado difundido en los medios de comunicación a través de su abogado, Jérôme Triomphe.
Emilio, de pelaje rubí y ojos marrones, vestía pantalón corto, camisa amarilla y zapatos de montaña cuando se perdió en el sendero. Tras su desaparición, se organizaron extensas operaciones de búsqueda con la ayuda de unos 500 voluntarios. Los investigadores visitaron la zona, entrevistaron a todos los habitantes y registraron 30 casas en la localidad, así como 12 vehículos estacionados en el pueblo.
Las investigaciones se ampliaron poco después y movilizaron a unos 80 gendarmes, además de una decena de soldados especializados, rastreadores, drones y un helicóptero de ataque. Incluso si se muestra en rojo en el teléfono móvil. Los artículos comprados se guardaban en el campo. Pero después de varios días, no sabía si había encontrado un trozo de tela de su bata. ¿Qué te transmitió el pequeño Émile? La pregunta, de momento, sigue sin respuesta.
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