Tras el extraño título de Mi reno de peluche (Baby Reindeer en versión original) se oculta el último gran fenómeno seriéfilo. Netflix estrenó casi de tapadillo el viernes 12 una serie de la que nada se sabía más allá de unas breves líneas de argumento: el acoso de una mujer a un cómico se convertía en algo enfermizo. Podría haber pasado desapercibido en la jungla de estrenos semanales si no llega a ser porque se ha convertido en un fenómeno del boca en boca.
Una semana después de su lanzamiento, los comentarios asombrados y entusiastas de quienes se habían acercado a ella convirtieron a Mi reno de peluche en uno de esos extraños casos en los que un título fuera del circuito comercial se convertía en un inesperado fenómeno. Lleva varios días instalada en el número uno de lo más visto en España en Netflix y el pasado martes ya sumaba 2,6 millones de visualizaciones. En su segunda semana sumó otros 13,3 millones de visualizaciones, siendo la serie más vista de la semana, número uno en 38 países, y confirmando así el fenómeno global. Y todo gracias a las recomendaciones personales. Y a una historia tan espeluznante y desasosegante que es imposible no hablar sobre ella a los demás.
“El episodio de televisión más escalofriante de todo el año”, titula su crítica The Guardian. “Un relato brillante y discordante sobre el acoso, la victimización y la agitación emocional”, dice Variety. “Una de las series más brillantes y perturbadoras de 2024″, sentencia Mashable. En la crítica hay cierto acuerdo en que es la serie del momento y también en que es muy difícil recomendarla porque no es, ni mucho menos, para todos los públicos y todas las sensibilidades.
Esta historia de formato corto (sus capítulos duran en torno a la media hora) y solo siete episodios arranca como la narración en primera persona del acoso que sufre un hombre, Donny (interpretado por Richard Gadd, también creador de la serie), un aspirante a cómico que se gana la vida en la barra de un bar. Su amabilidad con una mujer, Martha (encarnada por Jessica Gunning), a la que invita un día a un té desencadenará en una obsesión que deriva rápidamente en un peligroso acoso. A partir de ahí, empieza a recibir decenas, cientos de correos cada día y visitas diarias al bar mientras ella le cuenta una vida que, a todas luces, es solo fruto de su imaginación.
Pero la cosa no se queda en una mujer obsesionada con un hombre, y aquí entramos en el territorio de los destripes del argumento (puede saltar al siguiente párrafo si aún no lo ha visto). Las actitudes de él y lo que va apuntando su narración con voz en off dan pistas de que hay algo más detrás, algo que explota en un escalofriante cuarto episodio, el más largo y más intenso de la serie, un capítulo desasosegante que viaja al pasado del protagonista y en el que se descubre que fue víctima de abusos sexuales por parte de un guionista con poder que le prometía trabajo y le adulaba mientras le drogaba para abusar de él. El trauma que le ocasionó aquella experiencia le ha afectado hasta hundir su autoestima y creer que merecía lo que le ocurrió.
Por si esta historia de traumas y supervivencia no fuera ya de por sí suficientemente angustiosa en la ficción, otra capa más convierte a Mi reno de peluche en una experiencia aún más abrumadora: la trama está basada en las experiencias reales de su creador y protagonista. El humorista escocés Richard Gadd (en la serie se rebautiza como Donny) explica en una entrevista en The Guardian que, aunque ha alterado algunos hechos y la cronología de lo sucedido, se ha basado en dos traumáticas experiencias personales. En la vida real, Gadd sufrió acoso de una mujer 20 años mayor que él. Como contó en Time, en los cuatro años que duró la persecución, le seguía a sus actuaciones, le esperaba fuera de casa y llegó a mandarle 744 tuits, 46 mensajes de Facebook, 106 páginas de cartas, 350 horas de mensajes de voz y 41.071 correos electrónicos. Los que se muestran en la serie son mensajes reales que recibió de su acosadora. El hostigamiento le afectó a sus relaciones personales. En la vida real también se enamoró de una mujer transexual (en la ficción la encarna Nava Mau) pero la obsesión de su acosadora se trasladó también a ella y la relación no llegó a buen puerto.
Otra experiencia real está detrás de lo narrado en el cuarto episodio (de nuevo, detalles sobre la serie). En el monólogo Monkey See Monkey Do, que estrenó en el festival Fringe de Edimburgo en 2016, Gadd contaba cómo había sufrido la agresión sexual de un colega de trabajo. Su relato —no improvisado, como en la serie, sino preparado— hizo que ganara el premio al mejor espectáculo de comedia. Tres años después, también en el festival Fringe, presentó otro show, titulado Baby Reindeer, que es en el que se basa la serie de Netflix.
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